El último post de mi blog lo publiqué en 2013, y se quedó el que hoy publico, guardado y olvidado. Hoy lo recupero (aunque ya ni siquiera vivo en Sabadell) como homenaje a las personas que llegaron a Catalunya a trabajar y aquí encontraron la oportunidad que se les negó en su tierra natal, entre ellos mis abuelos.
Hay cinco minutos caminando desde donde yo vivo hasta las "Casas del García".
Todo el mundo las conoce así, pero su nombre es "Nostra Llar". Es un barrio de casas individuales que hizo construir el empresario textil Josep Mª García-Planas para sus trabajadores en el año 1954.
La escuela de los Salesianos, San Juan Bosco, y la iglesia de Sant Oleguer (equipamientos sufragados por García-Planas) sirven de delimitación entre este barrio y la calle de Sol i Padrís.
Sus calles invitan a pasear, por su paz y tranquilidad, sin ruido de coches, a pesar de que está a un paso de una de las calles más transitadas de Sabadell.
Aquí empieza "Nostra Llar", al fondo los
edificios de la calle Sol i Padrís
edificios de la calle Sol i Padrís
Los nombres de sus calles pertenecen a ciudades españolas y del mundo en general.
Hay una gran zona verde, preciosa, repleta de árboles, y un parque infantil donde celebran anualmente las fiestas del barrio de "Nostra Llar".
Existe también un polideportivo con piscina, en la que en más de una ocasión he sacado un abono para ir las tardes de verano con mi hija Anna, aunque ahora está cerrado y en desuso.
En uno de los extremos del barrio se encuentra también la masía de Sant Oleguer, un lugar tranquilo y agradable, que te transporta a una apacible y apartada zona rural, cuando en realidad está a ocho o diez minutos de mi casa.
En la masía está el club Falcons, en la que se hacen diversas actividades, sobre todo juveniles e infantiles.
Fuera de la masía, justo al lado, hay una pista de petanca en la que se reúnen los jubilados para jugar, y durante uno de mis paseos vi a un hombre que estaba practicando, le saludé y le pregunté si vivía por allí, me dijo que sí y le felicité por su precioso barrio.
Hay una gran zona verde, preciosa, repleta de árboles, y un parque infantil donde celebran anualmente las fiestas del barrio de "Nostra Llar".
Existe también un polideportivo con piscina, en la que en más de una ocasión he sacado un abono para ir las tardes de verano con mi hija Anna, aunque ahora está cerrado y en desuso.
En uno de los extremos del barrio se encuentra también la masía de Sant Oleguer, un lugar tranquilo y agradable, que te transporta a una apacible y apartada zona rural, cuando en realidad está a ocho o diez minutos de mi casa.
En la masía está el club Falcons, en la que se hacen diversas actividades, sobre todo juveniles e infantiles.
La Masía
La pista de petanca y el sr. José Montes
al fondo
El amable Sr. José Montes
Iniciamos una amena y agradable charla y el Sr. José Montes me explicó cómo empezó su vida en Catalunya:
Malvivía en su pueblo granadino, Pedro Martínez, y después de que su padre no volviera de la guerra, su madre, con cinco hijos que ya no podía mantener, los repartió por los cortijos de su tierra, donde los señoritos andaluces los tenían trabajando de sol a sol en el campo y con el ganado, a cambio de un trozo de queso y una manta para dormir en el suelo.
Una de sus hermanas consiguió salir de esa miserable vida y llegar a Barcelona, donde comenzó viviendo en una barraca del Tibidabo. Cuando José cumplió los quince años siguió sus pasos y su hermana le acogió en su humilde hogar. Buscó trabajo y lo encontró en Sabadell, en la constructora que estaba levantando el barrio de "Nostra Llar".
José se decía "qué casas más bonitas, quién tuviera una de ellas...."
En Artextil, la empresa de García-Planas, hacía falta trabajadores, por lo que el empresario le preguntó al constructor de las casas si conocía gente adecuada para la fábrica. El constructor le señaló a José diciendo "Este joven sabe trabajar bien".
De esta manera inició José su vida laboral en la fábrica téxtil, donde trabajaba 12 horas, pero lo hacía contento y agradecido, porque podía comer y además ahorrar algo para casarse con su novia, aunque no veían el momento de hacerlo ya que el tema del piso les frenaba, porque en la casa de su hermana no cabían todos.
De esta manera inició José su vida laboral en la fábrica téxtil, donde trabajaba 12 horas, pero lo hacía contento y agradecido, porque podía comer y además ahorrar algo para casarse con su novia, aunque no veían el momento de hacerlo ya que el tema del piso les frenaba, porque en la casa de su hermana no cabían todos.
Al cabo de unos meses de trabajar en la fábrica, su jefe le dijo un día "José, ven conmigo y elige una de las casas que todavía están vacías", ya que quedaban 5 ó 6 sin habitar todavía. José eligió la que más le gustó, y Josep García-Planas le entregó las llaves diciendo "No te preocupes, y cásate, que los dos primeros años no pagarás agua ni electricidad".
El domingo siguiente que llevó a su hermana y a su novia a su lugar de trabajo, éstas alababan el barrio con esas casitas preciosas. José, que no les había dicho nada, sacó su llave y abrió la puerta de su casa ante la alarma de las dos mujeres que le advertían que le llamarían la atención. Les dió entonces la sorpresa diciéndoles que aquella era su casa.
El alquiler ascendía a 40 ptas. al mes, que era lo que le correspondía de plus de puntualidad. Nunca tuvo problemas de puntualidad y prácticamente ni se enteraba de que pagaba la vivienda. Cuando transcurrieron 20 años le entregaron la escritura de la casa.
Sus dos hijos fueron a la escuela de San Juan Bosco, que está en el mismos barrio, la niña a las monjas y el niño a los salesianos. Nunca pagó un céntimo por ello ya que iba todo a cargo de la empresa.
Un día, un encargado dijo a José que a partir de entonces se iba a encargar del peso de los tintes. José le comunicó que no podría hacer ese trabajo ya que no sabía leer ni escribir. "¿Cómo que no sabes leer? esto lo vamos a arreglar!", le dijo.
En lugar de salir de la fábrica a las 9 de la noche salía a las 7, y en esas dos horas, que igualmente se las pagaban como trabajadas, una joven, a cargo de la empresa, le enseñó a leer y escribir.
Me explicaba José, con satisfacción en su semblante, que existía una economato de la empresa en la que por 100 ptas. al mes podían llenar la cesta de la compra todas las veces que necesitasen, y que por Navidades les regalaban a cada trabajador una gran cesta y un pavo.
En el complejo de viviendas también se construyó un polideportivo con piscina a la que podían acudir los trabajadores y sus familias.
En lugar de salir de la fábrica a las 9 de la noche salía a las 7, y en esas dos horas, que igualmente se las pagaban como trabajadas, una joven, a cargo de la empresa, le enseñó a leer y escribir.
Me explicaba José, con satisfacción en su semblante, que existía una economato de la empresa en la que por 100 ptas. al mes podían llenar la cesta de la compra todas las veces que necesitasen, y que por Navidades les regalaban a cada trabajador una gran cesta y un pavo.
En el complejo de viviendas también se construyó un polideportivo con piscina a la que podían acudir los trabajadores y sus familias.
Supongo que con el tiempo se permitió la entrada al resto del público mediante el pago de un ticket o con un abono temporal.
El polideportivo es ahora centro
de la AAVV de
La masía es ahora el Club Falcons
El Sr. José Montes se siente muy a gusto en su casa y en su barrio y considera que "es como si le hubiera tocado la lotería". Dice que trabajó mucho, pero supieron recompensárselo, y está agradecido por ello.
Le doy las gracias al Sr. José Montes por su confianza al explicarme su vida en el barrio y por su permiso para incluir en mi blog su preciosa historia y sus fotos.