Mi hermana pequeña, Gemma, era muy miedosa, más que yo, y para poder dormirse necesitaba que alguien le cogiera de la mano. Como dormíamos las dos en la misma habitación, y en camas separadas por una mesilla de noche, yo alargaba la mano hacia la suya y colocábamos una silla en el medio para apoyarlas.
Intentando que se durmiera pronto, yo le contaba cuentos e historias, muchas de las cuales, eran vidas de santos y mártires que había leído en los tebeos de "Vidas ejemplares". Pero, Santa Lucía que se arrancaba los ojos y los ponía en un plato, y el santo al que martirizaban en una parrilla, no eran precisamente unos temas que ayudaran a conciliar el sueño, así que nos pasábamos gran parte de la noche agarradas de la mano, hasta que al final se dormía.
A mi tío Pepito, que vivía debajo nuestro, le gustaba asustarla cuando ella subía la escalera de casa, y Gemma le advertía "tiete, no me asustes ¿Eh?", pero cuando más se lo decía, más la asustaba ¡qué tremendo ha sido mi tío!
Mi madre con Gemma
Gemma en Pl. Catalunya
Con Julia
Gemma y yo
Con mi padre y mi prima Laura
En el Parc de la Ciutadella
Cada noche, antes de acostarse, Gemma tenía un ritual: preguntar a mi madre si se había apagado el gas, si se había cerrado la puerta con llave, si los los grifos estaban bien cerrados, y miraba debajo de su cama por si hubiera algún monstruo escondido. Pobrecita, lo pasaba mal de verdad.
En Las Planas
Más grandecita
Tuve la suerte de ser la mediana de las tres niñas, por lo que fui compañera de juegos de mi hermana mayor, Julia, y de la pequeña Gemma.
Cuando íbamos al colegio Pelayo, le tocó hacer la comunión, pero tuvo que hacerlo de corto, ya que por entonces la Iglesia sacó la moda de que los niños debían hacer la Primera Comunión por fe y con fervor eliminando lujos y boatos (ellos precisamente), así que nuestra modista, Salomé, le hizo un vestido corto blanco con un abrigo de primavera rosa.
Gemma es la de rosa
La estampa que
repartió, era muy moderna
repartió, era muy moderna
La verdad es que iba preciosa, pero todas las niñas se quedaron con las ganas de llevar el vestido largo, que por mucho que dijeran los curas, la ilusión de hacer la comunión era, precisamente, poder llevar ese vestido.
Vestida de comunión en el
colegio
La hizo en la Parroquia de Sant Pere de las Puelles, donde nos bautizaron a todos nosotros y a casi toda la familia. También, casi todas las bodas se celebraron allí.
Algo más tarde, cuando los tres hermanos mayores ya trabajábamos, la cambiaron de colegio para ir a la Academia Alvarez, que estaba en la calle Princesa. Era mucho mejor colegio que el anterior, y aunque entonces no estaba permitida la enseñanza en catalán, las canciones siempre las cantaban en el idioma de nuestra querida Catalunya, y de esta manera se familiarizó con él y lo aprendió fácilmente.
Algo más tarde, cuando los tres hermanos mayores ya trabajábamos, la cambiaron de colegio para ir a la Academia Alvarez, que estaba en la calle Princesa. Era mucho mejor colegio que el anterior, y aunque entonces no estaba permitida la enseñanza en catalán, las canciones siempre las cantaban en el idioma de nuestra querida Catalunya, y de esta manera se familiarizó con él y lo aprendió fácilmente.
Gemma con los vecinos y mi prima
Mª Jesús delante de la iglesia,
Mª Jesús delante de la iglesia,
en un bautizo
Mi hermana Gemma tuvo un gran amigo en la infancia. Era nuestro vecino Jesús, ya que tenían edades parecidas, y en esa época no había niñas de sus edad en la escalera. Unas veces jugaban en casa y otras en casa de él.
Al estar siempre juntos, se les hacía broma diciendo que eran "novios", algo que Fina, la madre de Jesús, se lo tomaba con buen humor y hasta compraba pequeños obsequios para que su hijo se los regalara a mi hermana.Recuerdo que un día de Sant Jordi, le regaló una vela con forma de flor.
Al estar siempre juntos, se les hacía broma diciendo que eran "novios", algo que Fina, la madre de Jesús, se lo tomaba con buen humor y hasta compraba pequeños obsequios para que su hijo se los regalara a mi hermana.Recuerdo que un día de Sant Jordi, le regaló una vela con forma de flor.
Jesús el día de su comunión,
y Gemma
El "noviazgo" se rompió cuando mis padres se fueron de Barcelona para ir a vivir al Vallés Occidental. Gemma tenía entonces unos 12 ó 13 años, y ya no volvieron a verse en muchos años, hasta el funeral de mi padre. Posiblemente, a Jesús ya le rondaba su enfermedad y falleció poco tiempo después, siendo todavía demasiado joven.
Jesús y Gemma