Cuarenta días después de la gran nevada, en febrero de 1963, nació nuestra hermana Gemma. Mientras nuestros padres iban al hospital Sant Pau cuando llegó el momento del parto, nosotros nos quedamos en casa de nuestras vecinas Lola y Angelina, ya que ellas tenían teléfono. Fue la única de los cuatro hermanos que nació en un hospital, ya que los demás lo hicimos en casa.
Estábamos viendo Bonanza en su casa cuando nuestro padre llamó por teléfono y le dijo a Juanito "Ho sento nen, es un altre nena", a mi hermano le hacía ilusión un niño, ya que tenía dos niñas en casa, pero se conformó enseguida. Al día siguiente fuimos al hospital; yo no había visto nunca un recién nacido, y me pareció que Gemma tenía la piel muy oscura. Al preguntarme que opinaba de mi nueva hermana, respondí "es muy negra".
Después, en tono divertido, mi madre decía que Gemma era fruto de una noche de baile en La Paloma, y mi padre, que era una hija de Ogino.
La noche en La Paloma
dio sus frutos
Gemma era una niña preciosa, parecía una bolita, el juguete de la familia, y me fastidiaban los rituales y oraciones que la yaya Isabel, la abuela de mi prima Laura, me hacía para "prevenir los celos"; nunca, los cuatro hermanos los tuvimos. Sus padrinos fueron la hermanastra de mi madre, Matilde, y su marido Fidel.
Mi madre con Gemma, sus
padrinos mirándola, al lado Julia
y detrás mío, mi prima Laura
Gemma, su "padrina" y yo
padrinos mirándola, al lado Julia
y detrás mío, mi prima Laura
Gemma, su "padrina" y yo
Cuando Gemma tenía alrededor de un añito, muchas personas les aconsejaban a nuestros padres que la llevaran para hacer publicidad, de tan bonita que era, pero nunca lo hicieron. Me hubiera hecho ilusión verla en un anuncio.
Gemma, en su primer
Día de la Palma
Entre mi padre y su padrino
Matilde y su marido, Fidel, que no tuvieron hijos, solían ir cuando salían de trabajar, al bar Mundial de la Pl. San Agustí Vell, y entre cerveza y cerveza y el bruto de su marido, Matilde acabó arruinando su vida con el alcohol y murió muy joven. El hecho de que se fueran a vivir a Bigues i Riells también intervino, sin duda, pues Matilde se encontró muy sola. Nuestro padre quiso llevarla a un centro de desintoxicación, pero su marido no lo consintió. Los últimos años de la pobre Matilde, fueron muy tristes.
A los tres meses de nacer Gemma, hice la Primera Comunión, en la iglesia San Francisco de Paula, que ahora no existe, al lado del Palau de la Música. Con un vestido precioso hecho por la Salomé y la tela comprada por la tieta Elisa. No sé cómo se las apañaron para hacerme un moño, porque como me cortaron el pelo por Navidad aún estaba bastante corto.
El vestido era muy bonito
Con mi tía Gloria y mi prima Laura,
detrás mi tía Elisa
Como mi madre fregaba el colegio, creían las demás madres que yo iría muy sencillita y cuando me vieron más de una se quedó boquiabierta, sobre todo la madre de la Español, que era la favorita de la maestra, Pilar, porque siempre le llevaba regalos y le hacía la pelota descaradamente. Cuando lo recuerda mi tía Elisa, aún exclama ¡Cómo se quedó la Español cuando te vió!"
Pero fuí con un tremendo dolor de pies, pues los zapatos me los había comprado mi tía Aurora un mes antes, y al haber dado un estirón me había crecido el pie y casi no podía caminar. Eran unos zapatos preciosos con tul y brillantitos de los que todas las niñas se quedaron prendadas. Cuando salimos de la iglesia, fuimos a un zapatero remendón que también vendía zapatos, que había en mi calle, y me compraron otros para acabar de pasar el día.
Mientras todas las niñas guardaban el vestido como una reliquia, apolillándose en el armario, yo lo disfruté muchísimo. Cuando venía del colegio ¡Hala! a colocarme el vestido, un día era una reina, otro día un hada... Siempre me gustó disfrazarme. Me ponía las medias y zapatos de mi madre y los visos de mi tía Elisa, tan bonitos y llenos de encajes, y los convertía en elegantes vestidos de noche. Era un poco Mortadelo yo.
Mientras todas las niñas guardaban el vestido como una reliquia, apolillándose en el armario, yo lo disfruté muchísimo. Cuando venía del colegio ¡Hala! a colocarme el vestido, un día era una reina, otro día un hada... Siempre me gustó disfrazarme. Me ponía las medias y zapatos de mi madre y los visos de mi tía Elisa, tan bonitos y llenos de encajes, y los convertía en elegantes vestidos de noche. Era un poco Mortadelo yo.
12 comentarios:
es la saga familiar ¡¡¡
Wow, que tesoro de tener todas esas fotos de los viejos tiempos, no?
un beso, maite
La saga de los Mora Hernández. ¡Gracias Miquel!
¡Hola, Maite! Tengo muchísimas fotos familiares, incluso de mis bisabuelos, como las que están en los primeros post. A mi familia le gustaba hacer fotos, afortunadamente. Gracias, y un beso.
Nuestra pequeña Gemma llegó y volvimos a saborear lo agradable que era tener un bebe en casa.
El parto fué en Sant Pau, pero no por ello se evitó que la mama tuviera su cuarta pulmonía, una después de cada parto. Se pensaba que era por la falta de asistencia sanitaria domiciliaria, pero con el nacimiento de Gemma se comprobó que no.
Si que era preciosa... y buena nena y por grande que sea siempre será nuestra pequeña y querida hermana, igual que nuestro hermano, que siempre será Juanito aunque ya sea "yayo" de Ariadna.
El día de tu comunión, estabas guapísima, llevabas un vestido único al que luego le distes "mucha marcha" con esa imaginación tan ocurrente que tienes.
Besitos bonica
Nuestros hermanos, nuestros hijos, y ahora nos toca disfrutar de nuestros nietos, y disfrutamos. Un beso, querida hermanita.
Maravilloso relato, estupendas e inpagables fotografías, en la Plaça Catalunya, y guapísimos todos.
Gemma, es preciosa, y muy bien querida Montse.
Un abrazo y buena historia.
Muchas gracias, Mari Trini, un beso.
No tengo palabras. Un besito, guapa.
Esta saga es digna de una serie televisiva, jaja; pero de calidad Eh!
Gemma, mejor que los horribles culebrones que dan en la tele, seguro que sería, y además real como la vida misma. ¡Besitos!
Unos recuerdos muy entrañables con la belleza de las fotos que lo dicen todo.
En las fotos se refleja el cariño de los padres.
Un abrazo
Muchas gracias, Mari-Pi-R. Un abrazo.
Publicar un comentario