martes, 21 de febrero de 2012

22 - NUESTRAS NAVIDADES

  
   Un par de meses antes de que llegara Navidad, mi madre iba comprando poco a poco lo que íbamos a necesitar para las fiestas, así un día compraba un bote de melocotón en almíbar, otro día una barra de turrón, neulas, etc., y se iba completando la lista para esas fechas. Mi padre solía traer una cajita de madera con gambas saladas que nos encantaban y era todo un lujo. En casa siempre hemos celebrado más  el día de Navidad y San Esteban, la Nochebuena casi no se celebraba.


  En La Campana, una tienda de turrones de la calle Princesa, y en la pastelería La Colmena, de la Pl. del Angel, hacían unos turrones buenísimos y cuando se podía, se compraban allí.

Mi madre y la lata
de neulas, debajo se 
adivinan los turrones

Turrones La Campana

   Como manda la tradición catalana, el día de Navidad se hacía escudella con sopa de galets, bien grandes, de los que con tres ya se llena el plato, y pollo rustido, y el día de San Esteban canelones. Mi madre siempre ha cocinado muy bien, era la mejor cocinera de sus hermanas, y sus hijos y nietos hemos aprendido de ella. Aún ahora, las croquetas de la yaya Antonia no faltan en Navidad, se las reclamaban sus nietos y ahora sus bisnietos.


La sopa de galets

Los canelones de San Esteban

   Un año para Navidad (yo todavía no había nacido) a nuestro padre se le ocurrió comprar un pavo vivo en el Born , y cuando le cortó la cabeza, el pobre pavo salió descabezado y corriendo por todo el piso, cagándose y llenándolo todo de sangre y porquería hasta que cayó muerto del todo. Mi madre le dijo a mi padre que no se ocurriera nunca más traer un animal vivo a casa.


    Poníamos el belén con sus figuritas de barro y su riachuelo de papel de plata, el que guardábamos de las tabletas de chocolate, y lo colocábamos en una pequeña mesa que poníamos en un rincón del comedor, pero  ocupaba demasiado espacio y cuando venía la familia casi no cabíamos,  así que mi padre elaboró uno muy pequeño dentro de una maceta tapada por arriba. Sólo cabían las figuras del nacimiento, sin pastores y demás, pero  quedaba muy bonito con sus pequeñas bombillas de colores.

   El árbol de Navidad lo encargaba mi madre a una vecina de nuestra calle, quien lo hacía con ramas sueltas de abeto y las iba sujetando hasta tomar la forma de un árbol. Lo poníamos encima de la nevera, y debajo, la maceta del pesebre.


 
Nuestro árbol, con una felicitación
navideña, encima de la nevera,

   Más tarde, mi tío Pepito nos hizo otro nacimiento en conchas de vieira, como el suyo. Cuando fui más mayorcita, yo me encargaba de comprobar las luces del árbol de los años anteriores y quitaba las bombillitas fundidas. Siempre me ha gustado ser "manitas" como mi padre.

El belén en conchas de vieira

   Los últimos años de vivir en Barcelona, comprábamos el árbol en la Fira de Sta. Lluçia, y una vez en la misma Nochebuena, que ya los dejan tirado de precio, trajimos uno tan grande que no cabía en el piso y lo tuvimos que serrar, pero estábamos que no cabíamos en sí de gozo con ese árbol enorme.

Niños disfrutando de la Fira de Sta. Lluçia

Un puesto de abetos

  Unos días antes de  Navidad, desfilaban por los pisos del barrio, el cartero, el sereno y el basurero, el barrendero, etc., para felicitarnos las fiestas con una tarjeta en la que había un dibujo sobre su oficio y un pequeño poema, para que les diéramos el aguinaldo, ya que, según decían, esa era la paga extra que ellos tenían.




  Esos días teníamos la tradición de ir de paseo con nuestros padres para ver las luces de Navidad de las calles de nuestra ciudad y el nacimiento de Pl. Sant Jaume ¡Estaba todo tan bonito y lleno de color! A veces también venía la tieta Anita, que solía pasar las Navidades con nosotros.
  
El árbol del Portal de l 'Angel
era visita obligatoria

Nosotros tres de  paseo,
 con mi madre y mis
 tíos Pepito y Anita
De paseo por el Parc Güell

Julia y yo en el tobogán

   Mi padre nos recitaba los refranes que él había aprendido de niño para estos días de fiesta navideña: "Per Nadal, un pas de pardal y per Sant Esteve, un pas de llebre", que se refería a que el día ya iba alargando.


Julia y yo con nuestro padre

Una foto junto al árbol de
 Av. Francesc Cambó

      Para el día de Año Nuevo nos decía que ese era el único día del año que se paseaba por las calles "l'home dels nassos, que té tants nassos com días té l'any". Yo, como todos los niños, me imaginaba a un señor con narices por todo el cuerpo.

L'home dels nassos

    Cuando tuvimos televisor, mi padre ponía el Concierto de Año Nuevo que ofrecen cada año desde Viena. Nos despertaba con la música y es que, prácticamente, era el único día en que se permitía poner el volúmen bastante elevado. Desde entonces, en casa tenemos la tradición de ponerlo cada año.


  A mí me gustaba dibujar y hacer manualidades,  y los días de Navidad eran perfectos para desarrollar mi "intelecto artístico" , así que decoraba el piso elaborando un muñeco de nieve hecho con algodón y relleno de paja, un nacimiento con cartulina y bolas del árbol, etc. También compraba paquetes de barro en una tienda al lado de la Pl. Del Pi y hacía figuritas, y con la plastilina disfrutaba un montón. Mi hermana Julia siempre decía que tenía que haber ido a la Escuela Massana. 





14 comentarios:

Sandra Garcia Tapia dijo...

Me ha impactado lo del pavo. Que impresión verlo correr sin cabeza :-)

Montse dijo...

Pues la gallina sin cabeza que subía las escaleras en el pueblo de mi tía Aurora, nunca se le ha olvidado a Jordi, pregúntale y verás.

Josep dijo...

Montse esto del pavo en casa también pasaba. La empresa donde trabajaba mi padre, en la Hispano Olivetti, los daba una semana antes. En casa tenian dos problemas. Uno era , ¿donde lo ponemos?, y el otro que la casa se llenaba de amigos mios para jugar con el pavo, por todo el piso, claro.
Todo lo demás lo comparto, en casa haciamos las mismas cosas, bueno alguno no porque tu eres mucho más joven que yo.

Un petó.

josep

Júlia dijo...

Entrañables eran las fiestas de Nadal, con los adornos en las calles que tanta expectación causaba a los niños.

Visitar la Fira de Santa Llucia, era uno de los paseos habituales en estos días, poco se compraba pero era algo tan asumido que jamas pedíamos nada y tampoco lo encontrabas a faltar, con mirar éramos felices.

Si Montse, cualquier cosa que cayera en tus manos podias convertirlo en una pequeña obra de arte. Fué una lástima no poder desarrollar tus cualidades artísticas... bueno, en tu trabajo y en tu casa , tambien se aprecia tu arte y sensibilidad.

El pavo, siempre sale en las conversaciones de Navidad, ha pasado a nuestros hijos y pasará a los nietos (no se si sabrán lo que es un pavo vivo).

Y el Concierto.. eso era el no va más del primer día del año, al papa solo le faltaba la batuta... con cuanto cariño se recuerda.

MUY BONITO. BESOS.

Mari-Pi-R dijo...

Me ha hecho reír la historia del pavo.
Yo recuerdo muy bien en casa que se mataban los animales, era lo normal, ya ves las pobres madres y abuelas lo que tenían que hacer.
Los recuerdos son preciosos, todo lo que cuentas de los adornos navideños y de las provisiones de la preparación de estas magnificas fiestas.
Que disfrutes con lo que has vivido.
Besos

Montse dijo...

¡Pobres pavos! tenían que sufrir antes de morir, los juegos de tus amigos, Josep. En un piso era muy difícil tener un animal de éstos, así que me imagino la poca gracia que le haría a tu madre tenerlo una semana entera, que seguro que hasta se le cogía cariño, jajaja.
Un petó.

Montse dijo...

Qué bien lo pasábamos en las navidades, y con el tiete Pepito haciendo broma y medio piripi de beber el cava que no se bebía en casa ¡Y el anissette Marie Brizard con la campanita! jajaja, que sacábamos cada año la misma botella y no se acababa nunca!
El día de Año Nuevo no podíamos dormir lo que queríamos con la música, cómo disfrutaba el papa oyéndola.
Qué recuerdos! Un beso.

Montse dijo...

Mari-Pi-R, la historia del pavo cada año se cuenta y nos reímos siempre imaginando a mi madre histérica y a mi padre detrás del pavo. Las navidades más o menos en todas las familias son iguales, y cuando éramos niños lo vivíamos con ilusión, más que ahora que se tiene prácticamente de todo. Un beso.

Mª Trinidad Vilchez dijo...

PRECIOSO POST, ME HA RECORDADO QUE HACE POCO ESTÁBAMOS EN NAVIDADES, Y YA VAMOS PARA EL VERANO, ENTRAÑABLES FOTOS DEL BELÉN Y DEL ÁRBOL DE NAVIDAD, Y LAS FOTOS MUY BONITAS, Y LO RECORRÍAIS TODOS SITIOS POR LO QUE VEO...
UN ABRAZO ACABO DE LLEGAR, SON LAS 9, TENGO HAMBRE Y SUEÑO.
BONA NIT Y UN PETÓ.

Josep dijo...

Pues aunque parezca imposible no veas los lloros que habian cuando lo decapitaban y desplumaban. Que por cierto lo de las plumas ya te puedes imaginar que pasaba con ellas,jajajaja!
Bona nit

un petó.

Montse dijo...

No me extraña que llegues agotada, Mari Trini, desde la hora que te vas hasta la hora que vuelves, han pasado muchas horas. Muchas gracias, guapa, y un beso.

Montse dijo...

Josep, a los animales se les coge cariño, a no ser que sea una "viuda negra", jeje, así que me lo creo que teníais lloros con la ejecución del pavo. Yo, con las plumas me hubiera hecho un tocado indio, estoy segurísima. Un petó.

Sergio DS dijo...

Acabo de acordarme de las postales del basurero y el aguinaldo que se recogía a domicilio, madre mía que mayor me he visto de golpe.

Montse dijo...

Sergio DS, que no somos tan mayores. Yo, por lo menos, no... ¡Ay, que me parece que sí!