miércoles, 18 de enero de 2012

5 - LA FAMILIA HERNANDEZ


   Mis abuelos, José Hernández García y Dorotea Fernández Sánchez, eran de Aguilas (Murcia), y llegaron a Barcelona en busca de una oportunidad como tanta gente. Llegaron con una hija pequeña, Anita, y embarazada mi abuela de Ginesa.

Mi abuela Dorotea con Ginesa en sus brazos,
la niña del medio es Anita, y la hermanastra de mi abuela, María.
 Año 1921

  Mis bisabuelos, Ana García y Domingo Hernández, que habían llegado antes que ellos a Barcelona y vivían en la calle Ancha, al lado de Correos,  nunca vieron con buenos ojos el matrimonio de mis abuelos, ya que ellos tenían otra candidata para casarla con su hijo.

   Mis abuelos fueron a vivir a La Torrassa, donde después de nacer Ginesa, lo harían también  Domingo (Mingo), Antonia (mi madre), Dorotea (Dorín), José (Pepito) y Jesús (Chules). 

Mi tío Jesús a los dos años de edad


    A todos nuestros tíos y tías les hemos llamado tietas y "tietes", debido a la mezcla del catalán de unos y del castellano de otros. En casa se hablaba el castellano, pero nuestro padre lo hacía en catalán con nuestro hermano Juanito o cuando se enfadaba; le era más fácil renegar en su idioma. Ojalá nos hubiera hablado en catalán a todos.


    Mis hermanos Juanito y Gemma sí lo hablan con fluidez y con sus hijos, pero a Julia y a mí, seguramente por nuestro entorno,  nos cuesta más y lo intentamos con  nuestros nietos, aunque somos catalanas hasta la médula.

   En La Torrassa vivían en la calle Pujós, 98,  en unos bonitos pisos con patio comunitario, donde todo el vecindario era como una familia. 



Mi abuelo José y mi abuela Dorotea


   Mi abuela fue una mujer  guapa y la llamaban "la Roja" por el color de su pelo y fue, como la mayoría en esa época, una criada para su marido, quien la cargaba de hijos. En La Torrassa trabajó en una carbonería, donde limpiaba la casa de los dueños y tragó mucho polvo del carbón que tan malas consecuencias le traerían después.


  También cosía gabardinas y recogía ropa de las casas para lavarla en el lavadero que había debajo de donde vivía y donde, cuenta mi madre, hacía mucho frío y había siempre unas corrientes de aire que perjudicaron su salud.


  En la época de cosecha ayudaba a los payeses a recoger judías tiernas en los huertos, y mi madre la acompañaba. Mi madre recordaba con cariño que nunca se separaban e iba con ella a todos los sitios.

Mi abuela Dorotea


Carbonería

   Pocos recuerdos tiene nuestra madre de La Torrassa puesto que todavía era pequeña cuando se trasladaron a la calle Tantarantana, 8, donde mis bisabuelos les habían buscado un piso, ya que al trabajar mi abuelo de estibador en el muelle de Barcelona, el nuevo domicilio le pillaba más cerca.


Mi abuela y mis tíos Pepito y Jesús
con una prima

Muelle de Barcelona


Tantarantana, 8

     Ya en el nuevo domicilio iba mi madre con su hermana Dorín a un colegio que había cerca de la Pl. Sant Jaume, donde en una ocasión fue con toda la clase a ver a Francesc Maciá, que repartió caramelos y entregó a cada niña una medalla pasada por una cinta con la bandera catalana. Siempre ha dicho que tenía aspecto bondadoso.
    Mi madre tiene buenos recuerdos de su colegio y de su profesora María del Carmen Alvarez, a la que querían mucho todas las niñas.



La del lazo en la cabeza es mi madre,
con su hermana Dorín y su profesora

     Mi abuela ya no siguió trabajando fuera de casa ya que su salud no se lo permitía, y ya tenía bastante con el trabajo que la familia, tan numerosa, le daba. A veces, los domingos iban todos de excursión a Sant Adriá del Besós y de paso compraban carbón para cocinar.

    Mi madre empezó a tener problemas con un oído y su madre la llevaba al Hospital Clínico, donde la trataban, pero al llegar la guerra, mi abuela enfermó y murió. Tenía  42 años y  nuestra madre  12.

      Al quedar nuestro abuelo viudo y con tantos hijos, el oído enfermo se quedó en el olvido y le arrastró siempre problemas hasta quedarse sorda de ese oído, y en el año 1991 la operaron y se lo vaciaron a causa de una gran infección. Durante mi infancia recuerdo siempre a mi madre con grandes dolores de cabeza y quejándose de un ruido contínuo "bum, bum, bum" que tenía siempre metido en la cabeza.

Mi madre el día de su Primera Comunión





18 comentarios:

Júlia dijo...

Cuantas penurias pasó nuestra pobre abuela, en aquella época la mujer sólo se la consideraba para trabajar y parir. La mama siempre habla de ella con mucho amor y siempre ha comentado que tú te pareces a la abuela Dorotea (era muy guapa). Bien, por el homenaje a nuestra querida familia. Besos cariño.

Júlia dijo...

Montse, se lo he puesto a la mama y le ha gustado mucho, ha comentado " lo joven que murió, teniendo ya una docena de hijos", eran otros tiempos...

Montse dijo...

Me hubiera gustado conocer a todos nuestros abuelos, pero sobre todo a la abuela Dorotea y al abuelo Joan. A ella porque siempre hemos oído hablar a la mama de lo buena y trabajadora que era, y a él porque esa vena artística siempre me ha atraído. Me alegro que a la mama le haya gustado, esto le hace trabajar la memoria. Besos.

Mª Trinidad Vilchez dijo...

De verdad que mujeres, se merecen un monumento , mi respeto y admiración a todas ellas.
eso es bueno recordarlas, que ellas donde estén ten por seguro que os ven y os apoyan y os da su bendición.
Querida amiga Montse, este blog tuyo va fantástico y cada post, va mejor , hoy ha sido uno un poco más triste, pero ya vendrán más divertidos, que tienes sentido del humor y eso es muy bueno.
Un abrazo y toda mi admiración hacia tí, y toda tu familia.
Un beso guapa.

Mari-Pi-R dijo...

Efectivamente tu abuela murió muy joven, ahora 42 años se puede decir que las mujeres están al principio de su vida de familia, ya que por una parte pasa por delante la vida profesional que el matrimonio si lo hay.
Un abrazo y muy bonitos escritos

Tot Barcelona dijo...

Anda ¡¡ pues mí abuelo materono, el que trabajó en la Canadiense (fábrica de la luz)...también era de Aguilas ..Había trabajado en las minas y en el esparto ¡¡¡ salut

Gemma dijo...

Que lástima no haber conocido a nuestros abuelos. Siempre tenía "envidia" de los compañeros de clase que hablaban de los suyos. Ahora me entristece que mi hija no haya podido conocer al papa. Besos...

Josep dijo...

Si
que
es
una
historia
triste
,
pero
es
que
aquellos
tiempos
no
eran
nada
buenos.
Todo
eran
conflictos
y
convulsiones,
verdad
?
Un
petó

Josep dijo...

Montse,
no
me
funciona
bien
el
ordenador,
siento
que
salga
así
el
comentario.

Montse dijo...

Mari Trini, en verdad se merecen un monumento porque aquello sí era trabajar, sin lavadora, teniendo que encender la lumbre cada vez que había que cocinar, recosiendo las ropas usadísimas de los mayores para los pequeños y encontrar tiempo para trabajar fuera. Muchas gracias, guapa, y un beso.

Montse dijo...

Mari-Pi-R, demasiado joven, igual que mi abuela paterna, la miseria y la necesidad pasaban factura y dejaba muchos huérfanos. Un abrazo y gracias.

Montse dijo...

Miquel, quién sabe si tu abuelo y los míos hicieron el camino a Barcelona juntos o vete a saber si somos parientes! Saludos.

Montse dijo...

Sí Josep, aquellos tiempos eran tristes y difíciles, sobre todo para los pobres, que se quitaban el pan de la boca para alimentar a sus numerosos hijos. Gracies y un petó.

Montse dijo...

Gemma, nosotros sómo hemos tenido "abuelos postizos", y al menos nuestras hijas han conocido a los demás yayos, pero sí que nos hubiera gustado que conocieran al papa. Besitos.

Eastriver dijo...

No puedo evitar emocionarme mientras te voy leyendo y voy viendo las fotos... ¿Cómo no vas a ser catalana hasta la médula si tus familias, la paterna y la materna, han vivido y ayudado a escribir tantas y tantas páginas de nuestra historia? Lo del oído de tu madre es otro de esos detalles que duelen mucho, porque son el síntoma de una época triste y paupérrima. Una abraçada molt gran.

Montse dijo...

Eastriver, una historia la de nuestra ciudad escrita por nuestras familias a base de trabajo, penurias y dolor. Lo de catalana hasta la médula lo digo con mucho orgullo porque es lo que siento y no puedo comprender cómo hay personas nacidas aquí que hasta dicen que no entienden el catalán, por favor, y no hablo de generaciones pasadas, sino de personas de 30 años que lo veo cada día. Todos mis tíos saben hablar catalán aunque mis abuelos fueran murcianos, y yo con mi nieta de cuatro meses, voy a conseguir hablarlo bien, sólo me falta práctica. Una abraçada y moltes gracies.

Luis dijo...

Hola, cuando te refieres a Uzcudun, no sería "el pequeño Uzcudun" que era y entrenaba en la Torrassa? Es que no encuentro ninguna reclación entre el primero y el citado barrio.

Por cierto, tenéis más recuerdos de l'Hopsitalet? hago un bloc sobre esta ciudad:
http://lhospitaletdellobregat.wordpress.com/

Saludos

Montse dijo...

Hola, Luis, lo de Uzcudun lo sé por mi madre y mi tío que me lo contaron mientras hacía el blog. Busqué por Google y encontré a Paulino Uzcudun, y pensando que era el mismo puse la fotografía. Ahora, gracias a ti me doy cuenta del error, pero no sabía que había un "pequeño Uzcudun" en La Torrassa, que probablemente sea el que ellos conocieron. Si tienes alguna fotografía y no tienes inconveniente en que la use para cambiar la de mi blog, me la podrías enviar?
Lamentablemente no sé nada más de Hospitalet, ya que mi madre se fue de allí siendo muy pequeña y tiene muy pocos recuerdos. Aún que, con 88 años, me contó muchas cosas que yo ignoraba.
He pasado por tu blog y me ha parecido muy interesante y ameno.
Saludos.